Estoy en medio del Rosedal de Palermo leyendo mi libro al lado de mi amiga. El lugar parece ideal. Es temprano, hay poca gente y nos da el sol de lleno.
Trato de concentrarme en Bukowski pero ella me interrumpe constantemente para comentarme su libro: La Dieta Shangri-La. Parece ser que el secreto del éxito es tomar agua con fructuosa. Y nada más.
Trato de seguir leyendo pero un poco más allá una pareja que juega al truco o a algo con cartas se insultan cariñosamente cada vez que uno pierde: conchudo, hija de puta, guacho, etc.
Entre la dieta y los insultos Bukowski me grita desde sus páginas. "Uno simplemente se cansaba de estar manteniendo apartado el amor y lo dejaba venir porque a algún lado tenía que ir. Entonces, normalmente, venían muchos problemas".
Veremos.
Mi baño tiene la ducha típica de las casas de veraneo, esas sin cortina y sin "pisito" que cuando te duchas se moja todo.
A veces aprovecho esta desventaja y mientras me ducho limpio el resto del baño. Al lado del shampoo tengo la esponja con el cif y voy alternando los objetos a limpiar: el pelo, los azulejos, los pies, el bidet.
Mi psicóloga, ante esta situación, comentó asombrada: "nunca conocí a nadie como vos".
Durante los últimos días me encontré varias veces con mi padre. Él está más allá y oportunamente me olvido de eso. Me gustaría decir que no lo reconozco pero la mirada de la locura me resulta demasiado familiar. A veces pienso en que coincidimos: él quiere desaparecer y yo quiero que desaparezca.
Por otro lado - en general y sin exagerar- el mundo está en paz conmigo o viceversa.
Mi centro está en el equilibrio de los opuestos
Hace unos años me afirmaron que la plenitud sexual de la mujer tenía su pico a los 33 años. Claro que la persona que me lo dijo era mi tía de 75 años, soltera y aún virgen.
Soy feliz mientras corro hacia ningún lado.
La presión me mata pero me alimenta. Es mi nuevo anestésico contra la realidad. No me den otro feriado que me vuelvo loca.
Y entonces un día el intendente de esta ciudad se le ocurre poner containers por toda Buenos Aires para que la gente tire la basura a cualquier hora del día. Lástima que los únicos tres containers que hay en Colegiales los pusieron delante de mi
puerta.
Gracias pelado!