Buenos Aires es la ciudad de las colas. Colas para sacar boletos, colas para el colectivo, colas para esperar un taxi, colas para ir al baño (de mujeres obviamente), colas en la ferretería, colas en los negocios de comidas rápidas, etc.
Colas para todo, incluso para poder cruzar una calle como la Av. Libertador un lunes a las 9 de la mañana.
mamá says:
hello
xime says:
hola
xime says:
es linda natalia
mamá says:
ella me dijo que linda que sos
xime says:
jaja
mamá says:
si es muy linda y no tiene suerte con los chicos como vos
xime says:
buenisimo
xime says:
ya tengo material para la psicologa
mamá says:
que mala
xime says:
jajaja
Lo que no me gusta de viajar en subte es que no puedo mirar la hora en mi reloj ni en el de los demás viajantes. Parece ser que todos nos sujetamos con la mano derecha mientras escondemos el reloj debajo de toda la ropa del brazo izquierdo. ¿Los zurdos no viajan en subte?
O blanco o negro.
Mentira.
¿Cuándo aceptaré que vivo en grises permanentes?
Para seres impacientes como yo, muchas cosas deberían ser en el acto. No sólo el revelado y el encordado.
Hace unos meses me compré un cinturón, clásico y aburrido, para ir a trabajar. Ayer lo tuve que tirar.
Todavía me acuerdo la cara de póker de la vendedora cuando le repregunté cuanto salía: "Tressss pesos nada más????". Sí, me dijo la tipa en lugar de un "no querida, $3 más los $25 que vas a tener que pagar dentro de unos meses para comprarte uno de verdad".