El otro día fui a buscar mi ropa al laverap y el dueño/señor que atiende me dice: dame unos minutos que sólo falta doblarla. Me senté lo más lejos posible y no dejé de mirar fijamente la pared de enfrente: no podía soportar la vergüenza de saber que estaba doblando mis pijamas y mis bombachas al lado mío.
Escrito por xime a las 9 de Julio 2007 a las 02:16 AM